Península Mitre:
¿Por qué es tan urgente protegerla?
Un estudio reveló que Península Mitre, en Tierra del Fuego, es el punto de mayor captura de carbono en Argentina, convirtiéndola en una pieza clave para la lucha contra la crisis climática mundial.
14 octubre 2019 | Sin Azul No Hay Verde
Un reciente estudio ha demostrado que por unidad de superficie Península Mitre, en Tierra del Fuego, es el lugar de mayor captura de carbono en Argentina. Este descubrimiento convierte a este lugar único en el fin del mundo en una pieza crucial para la lucha contra la crisis climática mundial. La investigación global, todavía en desarrollo, es realizada por el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación de Naciones Unidas (UNEP-WCMC). Los cálculos obtenidos sobre Península Mitre fueron brindados por National Geographic Society.
Los resultados del estudio indican que Península Mitre almacena 315 millones de toneladas métricas de carbono, equivalentes a las emisiones de dióxido de carbono de toda la Argentina en más de tres años. Ante la actual crisis climática global, la captura de carbono representa una medida clave de mitigación frente al desborde de emisiones mundiales de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, los principales causantes del calentamiento global.
«La sanción de una ley que le otorgue un marco legal de conservación a la Península Mitre como Parque Provincial, protegería este valioso ecosistema y evitaría que el carbono almacenado en el suelo y la biomasa vegetal regresen a la atmósfera aumentando el efecto invernadero.»
La razón por la cual el extremo oriental de Tierra del Fuego funciona como una “aspiradora” de carbono es por la particularidad del ecosistema, compuesto en gran parte por turberas. Las turberas son un tipo de humedal, cubren solo el 3% de la superficie terrestre del planeta y se encuentran entre los ecosistemas más complejos. Las turberas en el mundo capturan el 30% del carbono del suelo, y el doble de lo almacenado en la biomasa vegetal. El carbono almacenado en las turberas es equivalente al 75% del CO2 atmosférico. Aparte de este formidable almacenaje de carbono, no apreciable en otros ecosistemas terrestres, también albergan el 10% del agua dulce del planeta y previenen inundaciones.
El 95% de las turberas de Argentina se encuentran en la provincia de Tierra del Fuego, y están mayormente concentradas en Península Mitre, cuya superficie es un 45% turba. Si se destruyera la turba, el carbono almacenado en el suelo y la biomasa vegetal de Península Mitre regresaría a la atmósfera, aumentando así el efecto invernadero. Es por esto que es importante la creación del Área Natural Protegida Península Mitre a través de la sanción de la ley que le otorgue un marco legal de conservación.
“En Península Mitre se encuentra la principal concentración de turberas del país: 2400 km2 de turba.”
Aún cuando las soluciones a la crisis climática se encuentran en la naturaleza, estas reciben menos del 3% de la financiación disponible a nivel mundial. En Argentina, estos compromisos todavía son menores, si por ejemplo tomamos en cuenta que en 2018 se otorgaron apenas 10 pesos por hectárea por año al presupuesto para el cuidado de bosques nativos. Es por esto que, aparte de proteger y conservar, los Parques Provinciales y Nacionales también son una herramienta que aseguran la posibilidad de que estos espacios puedan sostenerse a través de una economía basada en el turismo de naturaleza.
Aunque proteger Península Mitre, en el extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego, es una decisión provincial tiene repercusiones para toda la Argentina.
El rol de las turberas y el riesgo de no cuidarlas
Las turberas cumplen una función importante en la regulación del ciclo de carbono. El carbono es parte fundamental de la materia orgánica, la materia orgánica es sintetizada por las plantas, las plantas toman el dióxido de carbono y lo fijan como materia orgánica.
En ese ciclo, el carbono que se fija en casi todas las plantas vuelve a la atmósfera cuando la planta muere. Este ciclo es distinto con las plantas de las turberas porque éstas no se descomponen y el carbono permanece. A su vez, la turbera acumula materia orgánica incrementando su espesor con el tiempo.
En otras palabras, las turberas, pueden captar de forma indefinida el dióxido de carbono transformándolo en materia orgánica, y crecer indefinidamente. Esa es la gran diferencia con un bosque natural con una gran cantidad de materia orgánica, pero con una biomasa que se mantiene constante.
PERFIL DEL AUTOR
Acerca de Sin Azul No Hay Verde
Frente a la crisis de extinción global en 2017 CLT lanzó el Programa de Conservación Marina “Sin Azul No Hay Verde” destinado a proteger el hábitat y las especies de las costas y del mar argentino. Desde entonces, en conjunto con el Foro para la conservación del Mar Patagónico ha impulsado la creación de las primeras Áreas Marinas Protegidas aprobadas por Ley en diciembre del 2018. Actualmente trabaja para prohibir la Salmonicultura en Argentina y para crear el Área Natural Protegida Península Mitre, extremo sudoriental de Tierra del Fuego.