Nacen los primeros guacamayos rojos silvestres en más de un siglo en Argentina

21 de octubre de 2020 | Rewilding Argentina

El guacamayo rojo habitó las selvas del noreste de Argentina hasta hace poco más de un siglo atrás. En la provincia de Corrientes, una de las últimas citas bien documentadas es la del naturalista Alcides D’Orbigny, quien en el año 1828 observó una pareja (y cazó a uno de ellos) mientras navegaba el río Paraná, entre las actuales localidades de Itá Ibaté y Villa Olivari. Ciento ochenta y siete años después, en el año 2015 comenzaba la ardua tarea de traer de vuelta a esta especie al parque Iberá y a la República Argentina.

Uno de los pichones recién nacidos, durante el chequeo de peso corporal. Si el peso es el esperado se lo devuelve a su nido; de lo contrario se lo suplementa con alimento. Foto: Matías Rebak.

Era la primera vez que una especie extinta iba a ser devuelta a la naturaleza de nuestro país. El proyecto fue iniciado por Fundación Rewilding Argentina y la Provincia de Corrientes. Más tarde, se sumaría la Administración de Parques Nacionales. Los animales a ser devueltos en la naturaleza provienen de donaciones de particulares, zoológicos y centros de rescate de fauna. Actualmente, tres de ellos, el Ecoparque de Buenos Aires, la Fundación Temaikén y el Bioparque La Máxima de Olavarría, crían pichones para nutrir al proyecto con ejemplares.

El regreso de estas aves a la naturaleza no es fácil. El proceso demora muchos meses de arduo trabajo; las aves deben pasar de la vida en cautiverio a la vida libre. Deben aprender a volar, a orientarse en su nuevo hogar, a buscar e ingerir frutos nativos y a evadir los depredadores que las acechan, como gatos monteses y zorros.

Nioky, el padre de los pichones, observa atento desde su caja-nido. Foto: Matías Rebak.

Poco a poco, estas enormes y coloridas aves han ido retornando al Iberá, a Corrientes y a la Argentina. Hoy son varias las parejas consolidadas que vuelan por estos cielos. A veces, incluso, visitan pueblos de la zona, como Ituzaingó, Apipé, Loreto y Villa Olivari. El comportamiento de la inmensa mayoría de los vecinos ha sido ejemplar. Los cuidan, los disfrutan y reportan los avistajes al personal de Rewilding Argentina.

Saben que el guacamayo rojo no solo trae la espectacular e inolvidable experiencia de observarlos, sino que también ayudarán —comiendo frutos y dispersando semillas— a recuperar los bosques nativos de la región. Y de a poco, como ha sucedido con otras localidades de Iberá, los turistas se acercan cada vez más a disfrutar de la observación de esta y otras especies del recientemente creado Parque Nacional Iberá.

Sopa, la madre de los recién nacidos, despliega sus alas en un árbol emergente de Yerbalito. Foto: Matías Rebak.

Todo proyecto de reintroducción no puede ser exitoso hasta que los individuos reintroducidos empiezan a reproducirse y, por lo tanto, a hacer sustentable a la aún incipiente población de guacamayos. Esto es lo que ha sucedido hace una semana atrás. La primer pareja depositó tres huevos hace un mes, los cuales acaban de eclosionar. Los pichones indefensos serán alimentados por sus padres, pero también celosamente vigilados por el personal de Rewilidng Argentina. Si bien depositan tres huevos, los guacamayos rojos raramente logran sacar adelante más de un pichón. Y a las parejas primerizas les cuesta aún más.

El proyecto lleva más de 5 años en carrera, pero esto recién comienza. La paciencia y la planificación a largo plazo son fundamentales. Hoy en Iberá es todo festejo. Sucedió algo que probablemente no pasaba en Argentina desde hace más de 150 años, el espectacular guacamayo rojo está volviendo y los primeros pichones silvestres argentinos acaban de nacer después de más de un siglo.

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Fundación Rewilding Argentina

Trabajamos para revertir la crisis de extinción de especies.