El Cruce de los Esteros, en kayak
3 de mayo de 2021 | Juan Martín Rivas
La aventura comenzó en el pueblo Concepción del Yaguareté Corá, donde recibimos a los viajeros para disfrutar de una auténtica comida local en el comedor familiar de “Los Aguirre”, un emprendimiento familiar que nos recibió con un menú típico de la zona: kibebe, guiso carrero y mamón con queso criollo. Por la tarde, visitamos el Museo de Historia y el Centro de Interpretación del Iberá, imprescindibles para conocer la historia de la región y cómo se fue moldeando el ecosistema del Iberá con el paso del tiempo.
Foto: Leopoldo Bayol.
Acampamos en el flamante camping Carambolita del Portal Carambola, lugar de salida del primer «Cruce de los Esteros» en kayak, para unir el Portal Carambola, ubicado en el oeste del Iberá, con el Portal Capivarí, al sur. La mañana siguiente amaneció radiante. Con gran emoción y algarabía de los 12 participantes: 1 guía baqueano, 9 entusiastas, Hermann y yo, los organizadores, salimos en seis kayaks y una lancha de apoyo desde el puerto Juli Cue.
Tras una placentera navegación por las transparentes aguas ibereñas, acompañados por un sinfín de aves que nos rodeaban y sobrevolaban, más algún yacaré que observaba vigilante nuestro paso, la primera parada fue para almorzar en “Lechuza Cua”, un refugio para visitantes construido en juncos de pirí y paja, a semejanza de las viviendas que usan los habitantes del estero. Retomamos viaje hasta la isla Tacuaral Guazú, una isla con camping agreste inmersa en el corazón del estero, donde armamos las carpas para pasar la primera noche. La isla está rodeada por la inmensidad del paisaje y el ruidoso silencio de la naturaleza, colmado de conversaciones de la avifauna del estero.
Las inabarcables lagunas que se ven durante el cruce convierten al paisaje acuático del Iberá en un espacio virtualmente infinito. Foto: Leopoldo Bayol.
Desde muy temprano, el fogón y una “morocha” con agua caliente esperaban el despertar de los kayakistas para continuar la segunda jornada hasta el Refugio Medina, vecino al paraje Yahaveré. Esta vez, la parada de almuerzo fue en la isla Toroni, debajo del único árbol a la vista. Seguimos remando por el arroyo Carambola, que a medida que avanzábamos se iba ensanchando, formando lagunas, y cuando el sol empezaba a caer, nos desviamos por unos angostos caminitos de agua—tan angostos que los kayaks solo podían pasar en fila india, abriéndonos paso a través de la vegetación para llegar al muelle donde nos esperaba Fede, baqueano de Concepción y anfitrión del refugio. Tras una caminata de 2500 metros, nos sorprendió un lugar increíble: un refugio recientemente inaugurado, con una ancha galería con cómodos sillones, un gran fogón cerca de un enorme timbó, catres de campo para descansar bajo techo, y baños con duchas de agua caliente. A medida que la noche avanzaba, mientras compartíamos un delicioso guiso carrero, el cielo se fue llenando de infinidad de estrellas.
El enorme timbó del recientemente inaugurado Puesto Medina complementa el cielo estrellado del Parque Iberá. Foto: Leopoldo Bayol.
La tercera jornada arrancó con las primeras luces del día. Queríamos estar presentes en la inauguración del Camping y Seccional de Parques Provinciales en la Isla el Disparo, prevista para las 11, con la presencia del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdez. La navegación de los 20 km, el tramo más largo de la travesía, se desarrolló con viento a favor y entusiasmo. El grupo de kayakistas le puso pasión y actitud para sumarse al evento y ser los representantes oficiales del cruce de kayak inaugural de la ruta que estábamos completando. Un momento clave en la historia del Iberá, donde autoridades, parques provinciales, ONGs y privados trabajaron juntos por un proyecto común, por la preservación de la naturaleza y su disfrute.
Finalizadas las actividades protocolares, la isla quedó solo para nosotros… ¡un lujo! Armamos el campamento y contemplamos el atardecer sobre la laguna Trin, donde los colores del cielo, el agua brillante y el viento llamaban a sentir el “payé” del Iberá.
Una cigueña americana sobrevuela nuestro convoy de kayaks, una de las tantas aves que nos visitaron, curiosas, durante los días de travesía. Foto: Leopoldo Bayol.
Para el último tramo restaba cruzar la laguna Trin, que hicimos favorecidos por un fuerte viento del norte que impulsaba nuestros kayaks entre las olas, permitiéndonos recorrer los 4 km que nos separaban de la costa, donde debíamos encontrar, en medio de juncales, una tacuara medio esquiva que se mimetizaba con juncos de la orilla… Era la indicadora del acceso al canal de 7 km que, rodeado de palmeras caranday, nos llevaría al puerto del Portal Capivarí.
Después de cuatro días y 67 km de kayakeada por arroyos, lagunas, canales, embalsados, atardeceres, infinitos cielos, bandadas de aves, yacarés y carpinchos, llegamos a destino, muy orgullosos de haber sembrado las bases para posicionar este nuevo destino de kayak y aventura.
PERFIL DEL AUTOR
Juan Martín Rivas
Fundador, Pura Vida Eco Aventura
Pura Vida Eco Aventura se especializa en crear programas innovadores de turismo de naturaleza, en especial de senderismo, avistaje de fauna, travesías fotográficas y travesías overland (en vehículos de doble tracción). A través de estas actividades, Pura Vida Eco Aventura contribuye a la puesta en valor de la naturaleza y la cultura local de los lugares en donde planifican sus travesías.