La cara inferior de la cola de las ballenas jorobadas posee patrones únicos en cada individuo, similar a la huella digital humana. Foto: Maike Friedrich.
Gigantes ocultos: el primer registro de ballenas jorobadas en Patagonia Azul
19 de septiembre de 2022 · Proyecto Patagonia Azul (Chubut)
En las costas poco habitadas de Patagonia Azul (Chubut) nuestro equipo de restauración observó por primera vez la presencia de ballenas jorobadas que no habían sido registradas en otro lugar. Luego de quedarse cinco meses, las ballenas emprendieron su migración estacional, típica de la especie, y ahora esperamos su regreso en primavera.
Patagonia Azul es una gran reserva de la biosfera, declarada como tal en 2015 por la Unesco, ubicada en el centro este de la Patagonia argentina. Hace mucho tiempo esta zona atrajo a muchos aventureros e incluso, durante ciertas épocas, emprendimientos que explotaron los recursos naturales provenientes del mar que se acumulan en esta área, como guano (excremento de las aves marinas) y aceites de lobos marinos y de pingüinos. El día que estos recursos dejaron de ser rentables el área volvió a quedar despoblada y muy poco recorrida por humanos. Así, al no haber observadores permanentes que puedan ser testigos de lo que ocurre, mucho de lo que sucede aquí aún queda por descubrir.
Desde que nos instalamos en esta zona hacemos navegaciones durante todo el año; salidas que nos han traído grandes sorpresas. Cuando decimos «grandes» es porque ese es el tamaño de estos seres: gigantes; y ocultos porque no hay observadores que los vean. Y no son gigantes cualesquiera sino las cantoras del mar: las ballenas jorobadas. Hoy sabemos que estas ballenas son capaces de generar y transmitir largos y elaborados cantos con dialectos propios en cada lugar del mundo.
Avistaje de ballenas jorobadas en Patagonia Azul (Chubut). Foto: Maike Friedrich.
Las ballenas jorobadas se distribuyen en todos lo océanos del mundo, pero no es una especie que esperábamos ver en esta zona. Sin embargo, el año pasado tuvimos nuestro primer encuentro con ellas durante una navegación, cuando nos sorprendió un grupo de cuatro individuos alimentándose no muy lejos de la costa. Desde ese día comenzamos a verlas en cada excursión al mar, algunas veces solas y otras en grupos, por momentos desplazándose, alimentándose, saltando e incluso sacando su cola.
Particularmente la cara inferior de la cola de estas ballenas posee patrones que no se repiten entre individuos, así que comenzamos a fotografiarlas para producir información y aprender más sobre ellas. Cargamos las fotos en un catálogo online que compara los registros de todo el mundo, que ya posee más de 75 mil individuos distintos y cuando no hay coincidencias significa que el individuo no ha sido registrado antes en otro lugar.
A ese catálogo sumamos 14 individuos nuevos durante los cinco meses que estas ballenas permanecieron en la zona, entre fines de octubre de 2021 y marzo de 2022, que también nos permitió confirmar que nunca se había registrado que una población de ballenas jorobadas permanezca en esta zona. Luego, descubrimos que lo mismo sucedió por primera vez en Islas Malvinas, en la misma temporada. Esa población de ballenas jorobadas viene recuperándose muy bien desde que se prohibió su cacería hace 50 años. Para entonces, se estimaba que quedaban aproximadamente 450 individuos; hoy se estima que son 25 mil en el Atlántico sur.
Ballena jorobada en Patagonia Azul. Foto: Maike Friedrich.
Estamos a la espera de su regreso después de la migración estacional, atentos a que alguna de las ballenas registradas en Patagonia Azul sea identificada en otro lugar del mundo. Esto nos daría idea de la población a la que pertenecen, qué tipo de migraciones hacen, y si están conectadas con la población creciente de las Islas Malvinas.
Esperamos que estos avistajes pasen de ser sucesos aislados a comunes en la región de Patagonia Azul. Durante años el mundo se iluminó quemando aceite de ballenas, hoy las ballenas iluminan las miradas de quienes tenemos el placer de encontrarse con ellas.