Foto: Matías Rebak

Luna llena de agosto en el río Bermejo

11 de septiembre de 2021 | Ana Figueroa

La luna amarilla, casi llena, flotaba sobre el monte seco. El espejo retrovisor enmarcaba al sol, rojo, desapareciendo en el monte. La camioneta se sacudía dentro de una nube de arcilla en polvo, avanzando sin pausa por caminos que atraviesan El Impenetrable. Había salido esa mañana desde Salta y tras 9 horas de viaje, el GPS indicaba que mi destino estaba a diez minutos: Paraje La Armonía, situado próximo al portal de acceso del Parque Nacional El Impenetrable en la provincia de Chaco, Argentina.

Fundación Rewilding Argentina me invitó a participar de una expedición en kayak por el Río Bermejo, relevando unos 120 km del sinuoso río con el fin de reconocer el territorio donde podrían diseñarse experiencias de turismo aventura en este incipiente y maravilloso destino.

El Río Bermejo marca el límite norte/noreste del Parque Nacional El Impenetrable, en Chaco, sector en donde una de sus márgenes se encuentra protegida por el parque. Sin embargo, la caza furtiva continúa siendo una amenaza para la vida silvestre icónica del Gran Chaco a lo largo de este sinuoso río. Foto: Douglas Tompkins.

Al llegar, me recibió Joanna, quien me acompañó hasta las carpas de la Escuela Taller El Bermejito. Joanna es la hija de Zulma, mujer oriunda de La Armonía que, junto a su familia, está incursionando en actividades vinculadas al turismo de naturaleza. La seguí caminando sobre senderos que serpentean entre chañares, algarrobos y yuchanes. Allí, me esperaba un lujo clásico con reminiscencias africanas y una impronta de artesanos locales. Puro buen gusto. Después de una necesaria ducha, me relajé en mi cama y, desde una comodidad absoluta, disfruté del monte bañado de luna.

Al día siguiente llegaron los otros participantes de la expedición y, después de un rico almuerzo preparado por las mujeres de la comunidad de La Armonía, partimos en dirección noroeste en camionetas cargadas con provisiones, kayaks y gente contenta. Luego de recorrer unos 100 km armamos nuestro primer campamento, a orillas del Río Bermejo.

Cocinamos y cenamos mirando las aguas, que son mansas durante agosto, mes de la Pachamama, tiempo de sequía en las cumbres andinas donde nace el Bermejo, a unos 800 km de donde estábamos. Durante los próximos días veríamos evidencias de la fuerza de este río de arcilla y agua roja, que amontona árboles gigantescos contra la costa como si fuesen palitos chinos durante la temporada de lluvias estivales. El Río Bermejo es uno de esos lugares donde la naturaleza se impone, indomable. Al Bermejo no se lo controla ni se lo entiende. Se lo admira y respeta. Hay que pedirle permiso antes de adentrarse en su corriente de agua y barro, para fluir dentro de su fuerza impredecible. Es fantástico.

El tapir es uno de los mamíferos de mayor tamaño que pueden encontrarse en El Impenetrable, donde cumplen un rol clave como dispersores de frutos y presas de grandes depredadores. Se mueven en función de la presencia de cuerpos de agua, que son escasos durante la estación seca. Foto: Matías Rebak.

Durante los próximos cuatro días vivimos alejados de la urbanidad y nos conectamos con la naturaleza, quien impuso su ritmo y sus tiempos. Nuestro grupo de diez aventureros fue guiado de manera magistral por el equipo de Pura Vida Ecoaventura. Desde mi lugar de guía de aventura y creadora de experiencias turísticas, disfruté al no tener que ocuparme de nada. Conociendo los detalles de logística y seguridad, estaban cuidados.

Los días fluyeron al ritmo impuesto por el río. Remábamos a la mañana, después de haber desayunado mirando el amanecer. Parábamos para almorzar en alguna playa de arena. Darío Sorarire, guía experto, lugareño, que nos acompañaba en el bote de apoyo, nos enseñó a identificar huellas de oso hormiguero, aguará-guazú, lobito de río, tapir, puma, yabirú, coatí, pecarí de collar, pecarí labiado, nutria gigante; y también vimos las huellas de Qaramta, el yaguareté que caza en estas tierras.

No solo vimos huellas. Desde nuestro lugar, remando en silencio en el río, estábamos como en la butaca de un anfiteatro, pudiendo observar en su estado natural al oso hormiguero, piaras de pecarí labiado y de collar, un tapir que nadó frente (y entre) nosotros, carpinchos, yacarés y una bandada de jabirú multitudinaria. Todos estos animales son cautos y la presencia humana aún los altera, dado que, tristemente, la caza es una práctica habitual en la región chaqueña. Como prestadores turísticos, y convencidos de la urgencia con la que debemos conservar y restaurar los ecosistemas naturales, es nuestro anhelo que el trabajo que se está llevando adelante en torno al Parque Nacional El Impenetrable genere desarrollo local desde un turismo responsable, en este pedazo de monte chaqueño. Y entonces, los animales podrán relajarse, sabiendo que son respetados y cuidados.

Una piara —así se le llama a un grupo de— de pecaríes labiados interactúa con el río, una de las pocas fuentes de agua en este momento del año. Foto: Matías Rebak.

La última noche de campamento estuvo llena de risas y de historias divertidas, mientras rememorábamos los eventos de los días pasados: cocinar junto al río, dormir mirando la luna, despertar con los sonidos del monte, bañarnos en el río cálido, remar con la corriente, contra el viento o sin viento sobre aguas aceitosas, charlando o en silencio mirando un tapir nadar entre nuestros kayaks. Durante los cinco días de expedición el monte nos regaló naturaleza y vida. Y el río nos permitió fluir dentro de su sintonía, abrazándonos, generoso. Hoy somos más sabios, y más humildes. ¡Gracias Río Bermejo!

PERFIL DEL AUTOR

Ana Figueroa

Ana Inés diseña experiencias y viajes basados en la observación de fauna silvestre
y la inmersión en paisajes naturales.