El Parque Iberá, en Corrientes, que acaba de ser ampliado a un total de 750 mil hectáreas, protege al humedal más importante de Argentina y es el escenario donde especies clave que se habían extinguido están regresando mediante el rewilding para recuperar la funcionalidad del ecosistema. Foto: Matías Rebak

Animar el Ciclo del Carbono: Potenciando sumideros ecosistémicos de carbono para cumplir con el objetivo de 1.5ºC

3 de noviembre de 2021 | Rewilding Argentina

La comunidad mundial tiene cada vez más claro que la crisis climática y de pérdida de especies es holística, que afecta a muchos sectores de manera simultánea y catastrófica, y que sólo puede solucionarse explorando y desplegando soluciones holísticas. Encontrar y adoptar tales soluciones es necesario si la civilización humana ha de evitar la catástrofe, creando oportunidades para prácticas y comportamientos que produzcan un cambio positivo hacia un futuro más iluminado y próspero.

Existe un vínculo fundamental entre la biodiversidad y el clima cada vez más reconocido por los científicos y la sociedad civil. Las poblaciones saludables de especies de animales salvajes pueden tener un gran impacto positivo —actualmente subestimado y subvalorado— en la reducción y el almacenamiento de carbono. De hecho, investigaciones actuales demuestran que restaurar las poblaciones de animales silvestres a niveles significativos, cercanos a los históricos, puede “potenciar la mitigación del clima”. Esta ciencia se llama: “Animar el Ciclo del Carbono” (ACC).

En el Parque Nacional El Impenetrable, Chaco, Nicolás Muñoz toma datos morfométricos de Tania, la yaguareté madre de dos cachorros silvestres nacidos en el área protegida en 2020, Nalá y Takajay. Se espera que las crías vivan libres en el Impenetrable y ayuden a restablecer el rol ecológico de su especie, que resulta clave para recuperar la funcionalidad del ecosistema. Foto: Matías Rebak

El concepto de ACC explica el papel que desempeñan los animales salvajes en el control del intercambio de carbono entre los ecosistemas y la atmósfera a través de la búsqueda de alimento, redistribuyendo semillas y nutrientes en paisajes terrestres y marinos, así como pisoteando y compactando suelos y sedimentos. A través de diversas actividades, los animales pueden mejorar la densidad de carbono de las comunidades de plantas en la tierra y en el mar, prevenir incendios masivos que liberan CO2, proteger los suelos para evitar el deshielo del permafrost, y mejorar la retención de carbono en suelo y sedimentos, influyendo en procesos microbianos y reacciones químicas.

Los efectos de los animales pueden ser significativos. El ecosistema del Serengueti, en África, pasó de ser una fuente importante de emisión de carbono a un sumidero que almacena carbono tras la restauración de la población de ñúes a su número histórico. Actualmente, este ecosistema captura entre 1 y 8 millones de toneladas (ó 0,001–0,008 Gigatoneladas, Gt) de carbono anualmente, equivalentes a la combinación del carbono anual emitido por Kenia y Tanzania mediante la quema de combustibles fósiles. Proteger la cascada trófica, que involucra a lobos, alces y árboles, en la zona boreal de América del Norte puede contribuir a capturar 150 millones de toneladas (0,15 Gt) de carbono anualmente, el equivalente a las emisiones anuales de carbono de Canadá por quema de combustibles fósiles. En la cuenca del río Congo, restaurar la población de elefantes del bosque a niveles históricos podría resultar en 85 millones de toneladas (0.085 Gt) de carbono capturado anualmente, el equivalente a la emisión anual de carbono de Francia por la quema de combustibles fósiles.

El potencial que presentan las poblaciones restauradas de vida silvestre en los océanos para ayudar a estabilizar el clima es asombroso. Si restauramos las poblaciones de ballenas, podrían capturarse las emisiones anuales de Rusia, o incluso más carbono que el emitido por todas las naciones africanas. Aunque las poblaciones de peces están gravemente sobreexplotadas, aún capturan una cantidad de carbono que duplica las emisiones de la UE-27. ¡Imagínense el potencial climático si reconstruyéramos las poblaciones mundiales severamente agotadas de peces!

En Tierra del Fuego, las turbarás de Península Mitre constituyen el punto de mayor captura de carbono de Argentina, y su protección por ley aún está pendiente. Foto: Joel Reyero

Vincular la biodiversidad y la mitigación del clima a través del concepto de ACC presenta una promesa emocionante. Restaurar y conservar el papel funcional de las especies de vertebrados e invertebrados puede aumentar la absorción de carbono entre 1.5 y 12.5 veces (¡o quizá aún más!) en los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos del mundo.

No necesitamos más advertencias, por obvias e importantes que sean, porque todos sabemos el peligro que corremos y las consecuencias que enfrentamos. Sin embargo, este mensaje es tanto una alerta como una solución. La verdad irrefutable es que si tratamos a la naturaleza como nuestra aliada —eso significa proteger los sistemas naturales intactos, que son la base misma del almacenamiento de carbono, y restaurar áreas clave mediante el rewilding para recuperar su funcionalidad— la naturaleza trabajará con nosotros. El potencial de esta asociación es exponencial.

La combinación de soluciones basadas en la naturaleza con una variedad de otras tecnologías y cambios de comportamientos humanos puede revolucionar nuestros resultados para cambiar la trayectoria de la lucha contra el cambio climático. Repetimos las primeras prioridades de una solución simple: preservar la naturaleza aún intacta y restaurar los ecosistemas funcionales —¡hacer rewilding!— a gran escala. Pero es urgente: tan sólo “el 2.8% de la superficie terrestre puede considerarse funcionalmente intacta”. La  situación de los mares no es mejor.

En el Parque Patagonia, en el noroeste de Santa Cruz, nuestro equipo estudia pumas con tecnología satelital para conocer sus hábitos y comportamientos y desarrollar estrategias que permitan restaurar sus poblaciones, ayudando a recuperar la integridad ecológica de la estepa patagónica. Foto: Franco Bucci

La integración del concepto de “Animar el Ciclo del Carbono” en las soluciones climáticas basadas en la naturaleza permitirá que la naturaleza, el clima y las personas prosperen. El carbono se maneja, las especies se salvan, y los pueblos indígenas que custodian muchas de estas áreas intactas reciben apoyo, fortaleciendo sus culturas.

“Animar el ciclo del carbono” es el eslabón perdido fundamental entre la biodiversidad y el cambio climático. Nosotros, las partes firmantes, somos un grupo de organizaciones de la sociedad civil, científicos y personas comprometidas a impulsar el concepto de Animar el Ciclo del Carbono para integrarlo en las discusiones y los procesos de toma de decisiones relacionados con el clima y la biodiversidad. Estamos preparados para compartir más información y metodologías prácticas para asegurar que esta oportunidad ayude a la vida en la tierra a sobrevivir y prosperar.

Conocé más acerca de esta iniciativa siguiendo este link.

AUTOR

Fundación Rewilding Argentina

Trabajamos para revertir la crisis de extinción de especies.