El Parque Nacional El Impenetrable en la provincia de Chaco es un área protegida vital para la biodiversidad y el bienestar de las comunidades vecinas.

La presencia en pie del algarrobo blanco (Neltuma alba), característico de esta región, es clave para la fauna y los pobladores locales por sus múltiples beneficios: regula temperaturas, mejora la gestión del agua, fertiliza el suelo y ofrece recursos como alimento, sombra, leña, medicina y miel.

A finales de 2024, en la región de El Impenetrable se desarrollaron diversas actividades con el objetivo de impulsar una nueva economía en torno a este gran árbol: el algarrobo.

Fotos: Natalia Trzcina, Luis Garay
Textos: Natalia Trzcina, Guadalupe Molinaro, Fátima Hollmann
Edición: Joaquín Salerno Obst, Nicolás Guastavino

Más de 30 representantes del sector público, privado y organizaciones sociales se reunieron en el Taller de Algarrobo Vivo para construir una visión de desarrollo sostenible que valore el monte en pie y promueva el bienestar de las comunidades del Gran Chaco.

El encuentro ocurrió en la Escuela-Taller de Turismo de Naturaleza El Bermejito y creó un espacio de diálogo y visión compartida. A través de mesas temáticas de discusión sobre producción, comercialización, protección y turismo, se exploraron estrategias para fortalecer la cosecha de la algarroba, abrir nuevos mercados, proteger al algarrobo de amenazas y fomentar un vínculo más profundo con el monte mediante la integración de su riqueza a la gastronomía y el turismo.

La actividad combinó aprendizaje y acción: un día teórico con presentaciones y trabajo grupal fue seguido de prácticas, donde se visitó a comunidades locales y al majestuoso Parque Nacional El Impenetrable a fin de fortalecer el lazo entre conservación y desarrollo comunitario.

Las Cocineras del Impenetrable brillaron en cada comida y mostraron cómo los frutos del monte enriquecen la gastronomía regional con su sabor y tradición.

El Taller de Algarrobo Vivo marcó un hito en el camino hacia un modelo de desarrollo que une conservación y economía y pone en primer plano a la biodiversidad y la cultura local.

Participaron las instituciones Parques Nacionales, Dirección Nacional Foresto Industrial, Instituto de Tierras fiscales, las ONGs Fundación Rewilding Argentina y Alma Nativa, las empresas Zafrán, Molino Cerrillos, Oro del Estero, Satellites on Fire y los referentes locales Buena Semilla y Cooperativa Agro Naciente.

Desde tiempos ancestrales, las comunidades del Chaco han encontrado en los frutos del monte una fuente de vida y cultura. La algarroba, con su riqueza de usos y su extraordinario valor nutricional, ha sido siempre la gran protagonista.

En aquellos días, las dulces chauchas se recolectaban con devoción para transformarlas en alimentos y bebidas, entre ellas la emblemática aloja, una bebida fermentada que encarna la abundancia y el espíritu de unión en las celebraciones.

Más de 65 familias de los parajes Nueva Población, Wichí El Pintado, La Armonía, Nueva Pompeya y Miraflores se sumaron este diciembre a la cosecha de la chaucha de algarroba y juntaron 6605 kg para la producción y comercialización de harina. Desde que comenzó el programa, 88 familias han recolectado más de 13,5 toneladas.

Desde el año 2021, el programa Emprendedores por Naturaleza de Fundación Rewilding Argentina trabaja en el territorio para desarrollar una nueva economía sostenible basada en la protección y preservación del monte y la vida silvestre. Esta nueva economía pone en valor la tradición y los saberes locales, como la cosecha y producción de la algarroba, en beneficio tanto del monte como de las comunidades vecinas.

Tras la cosecha de la algarroba, las chauchas fueron llevadas a los centros de acopio, organizados por la fundación. Allí, las familias, con sus bolsas llenas del fruto del monte, se reunieron para pesar y almacenar la recolección. Más tarde, un camión las llevaría rumbo al molino, donde este tesoro natural se transformará en harina, lista para nutrir nuevas historias y tradiciones.

La harina de algarroba abre un mundo de posibilidades culinarias y creativas. Desde el ancestral patay —una sencilla preparación nativa del Impenetrable hecha con algarroba y agua o leche— hasta delicias como budines, alfajores y barras de cereal. Pero su versatilidad va más allá de la cocina: también se hace café, jabones y esencias aromáticas que destacan el rico potencial de este fruto del monte.

Te invitamos a visitar el sitio web de Emprendedores por Naturaleza para conocer los productos a base de Algarroba y dónde encontrarlos.

Es domingo, 15 de diciembre de 2024, y el Paraje La Armonía se llenó de vida para celebrar el segundo Festival de la Algarroba, el evento que dio cierre a la cosecha de la chaucha. Una multitud vibrante, con familias llegadas de parajes vecinos, dio testimonio del espíritu comunitario. La jornada brilló con una feria gastronómica liderada por Cocineros del Chaco, quienes deleitaron con exquisiteces a base de harina de algarroba, mientras artesanos, músicos folclóricos de la región y academias de baile tejieron un encuentro inolvidable entre tradición, arte y sabor.

La gente comenzó a llegar desde la mañana y llenó el predio con su alegría, que iba creciendo a medida que avanzaba la tarde. En el aire flotaba el aroma tentador de empanadas de charqui, cuidadosamente elaboradas por manos vecinas, y de un asado que, al fuego lento, convocaba a la reunión y al disfrute compartido de vecinos que se acercaron a celebrar el cierre de la colecta de la chaucha.

Para brindar, se compartió la refrescante aloja, una bebida de algarroba y agua que, desde tiempos ancestrales, ha sido el alma de las celebraciones.

La aloja no se vende, se comparte” dice Don Ñato, vecino de la zona encargado de compartirle a los vecinos la aloja del festival.

Bajo el manto de la noche, diversos grupos musicales tejieron un vibrante tapiz de folclore nacional. Entre chacareras y chamamés, las melodías alzaron una invitación a los vecinos a entregarse al baile y celebrar juntos el sonido del monte.

El taller, la colecta y el festival convergen en un propósito común: fomentar una economía regenerativa que trasciende lo meramente productivo, porque además brinda herramientas y conocimientos que fortalecen prácticas tradicionales que habían sido casi olvidadas, involucra a la gente y celebra el esfuerzo colectivo.